Isaías Uribe

Isaías Uribe Hernández

Isaías Uribe Hernández tiene 32 años de edad y decidió ser veterinario. Aunque es originario del estado de Oaxaca, su carrera la hizo en la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, Unidad Laguna, ubicada en Torreón, Coahuila a instancias de un amigo, radicado también en esa ciudad.

Fue en 1997 cuando Isaías llega a la colonia donde viven los papás de Claudia Soto, quien después de dos años se convierte en su novia. En 1999 inician una relación de noviazgo que por seis años continúan.

Detalles prevalecen en el corazón de Isaías hacia Claudia. Rosas formadas por cigarros, escritos en servilletas por un aniversario, discos como regalo sorpresa en el cumpleaños, la comunicación diaria entre los dos, las frases siempre a flote.

Por fin el 7 de diciembre del 2002 unen sus vidas, fecha fundamental para Isaías, quien ejerce su profesión como veterinario e inicia otra etapa junto a Claudia.

La vida de familia es simple, sin contratiempos, como muchas parejas. Del trabajo a la casa y de la casa al trabajo. Los hijos en puerta y los sueños sin terminar; siempre el bien para los más cerca.

Moreno, 1.83 de estatura, labios gruesos, ojos rasgados, nariz ancha y frente amplia, Isaías es un hombre tranquilo; en sus ratos libres disfruta la música, sobre todo la romántica.

Vida sencilla

Todos los días el “padre excelente” lleva al niño al kinder. Después visita los establos, donde insemina el ganado, aplica medicamentos y realiza ventas; está por demás decir que el overol, las botas y la gorra, son parte de su equipo de trabajo.

Después de su labor diaria, retorna a casa por la noche. Mientras Claudia calienta la cena, Isaías se quita su faceta de veterinario y se convierte en el padre de sus niños: juega y ve televisión con ellos.

Incansable y creativo, busca estar ocupado, ya para arreglar lo desarreglado o simplemente para pasar el tiempo, aunque a decir verdad, no se pierde cuando hay pequeños en casa.

El día de descanso, domingo, lo dedica a la familia, por lo que optan por caminar en la Alameda, ir al Bosque, visitar a una amiga o trasladarse con los papás de Claudia para convivir simplemente.

“Tiene un corazón grande, vive para nosotros y está muy contento de que va a ser papá”, dice Claudia, quien está embarazada.

Si alguno se enferma, Isaías se pone mal, no soporta verlos sufrir. Todo su amor es para ellos. La niña es la princesa y para ella él es su papito.

Isaías tiene varios sueños por realizar junto a Claudia y sus hijos, como manejar su propia distribuidora de productos de laboratorio que le generen  economía suficiente para cubrir las necesidades de su familia, como una casa propia.

Desaparición

El sábado 5 de junio del 2009 Isaías acude por la mañana a realizar una operación canina. Más tarde todos visitan a los abuelos. Se regresan y él recibe una llamada de su amigo Juan Pablo, quien llega para platicar y convivir un rato como lo hacen siempre.

Las horas pasan. Salen los dos a comprar unas cervezas y regresan para continuar la charla. Isaías busca a Claudia, se acerca a ella y le dice “te amo mucho”. Claudia no se extraña. Es una frase que siempre le dice, siempre le manifiesta, es la comunicación y la expresión del sentimiento más profundo entre los dos.

A la una de la mañana los dos vuelven a salir en la camioneta de Isaías a comprar agua. No saben que el Ejército catea en esos momentos una vivienda cerca. Los dos veterinarios pasan por ese lugar.

Claudia empieza a marcarles al celular. No contestan. Se preocupa. No sabe nada sino hasta el otro día cuando encuentra la camioneta con siete disparos y sangre en los asientos. No se sabe más.

Vecinos atestiguan que el Ejército los detiene. La SEDENA lo niega. Lo cierto es que hasta la fecha ninguno de los dos aparece.

Claudia deja la casa para vivir con los suegros en Oaxaca. El hijo que espera nace de manera prematura, por lo que muere a los cuatro días. Las preocupaciones y la pena son las causas.

Hoy, después de un año cuatro meses, Claudia cuida a su niña de cuatro y a su niño de siete años. Es ahora la jefa de familia porque debe trabajar para la manutención del hogar.

Debe tener fuerza para continuar, tiene dos hijos que extrañan a su padre, y aunque en muchas ocasiones el estrés, el miedo, la angustia, la impotencia y el coraje causan estragos físicos, la vida debe continúa.

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